Y ya van...

Una vez más volví a la facultad, y una vez más sistemas, profesores, algoritmos y matemática... y una vez más me van a pegar un bochazo de novela.

Es que no hay caso, las matemáticas y yo no nos entendemos, es algo personal. De alguna forma soy como Homero: un conocimiento desplaza al otro, y los números, polinomios, funciones, inecuaciones y toda esa basura tiene un espacio reservado muy pequeño en mi cabezota... muy muy pequeño.

Además, aunque los profesores se empecinan en afirmar que las matemáticas se aplican en la vida y que todo tiene un sentido práctico y obvio, cada vez me convencen menos, es como si yo fuera a la verdulería y le dijera el verdulero:

- Capo, dame dos quilos de manzanas más dos de bananas al cuadrado.
- ¿Cómo?
- Sí, fiera, dos de manzanas más dos de bananas al cuadrado, es el cuadrado de un binomio perfecto, ¿no te acordás?, resolvelo aplicando propiedades y embolsame las frutas que estoy apurado.
- No te entiendo, ¿fumaste algo?
- No, nada, si sabés que no fumo, dale, serían manzanas al cuadrado más dos por manzanas por bananas y sumale bananas al cuadrado, que es lo mismo que bananas por bananas, ¿me entendés?, dale capo, ponele ganas que se junta gente.
- ¿Vos queres que te dé una banana, una manzana o una trompada?
- Lo primero y lo segundo, pero no me gustó el tono con que lo dijiste, dale, si no te acordás la fórmula aplicate una distributiva de las manzanas más las bananas al cuadrado y listo, pero que estén maduritas porque sino me caen pesadas.
- ¿Ah, te caen pesadas?, ¿y si mejor te pegás un tiro?
- ¿Acá o en marte?
- ¿Y cuál es la diferencia?
- La gravedad y toda esa onda, es complicado, nada que ver los cálculos.
- No te hagas problema, te doy una mano.
- ¿Con las manzanas?
- No, con esta itaca...