Manifiesto I

"[...] y del derecho a usar Windows abiertamente frente a los linuxeros" 


A esta altura no tengo que dar explicaciones sobre el uso de ningún sistema y mucho menos quiero que me obliguen a pensar sobre cualquier cosa relacionada con la informática cuando salgo del trabajo. Y mucho pero mucho menos quiero que una computadora me haga perder el tiempo. 

¿Pero qué dice usted?, ¿que Windows está repleto de agujeros? Sí, es verdad, y tu hermana también y no por eso la tiramos a la basura.

Desde hace unos días, y por razones que no vienen al caso, tengo que soportar que borregos pro-linux de panzas anchas y caras granujientas me miren con desprecio cada vez que me niego a escuchar cualquier cosa que venga de Linux, Unix o cualquier otra de esas mierdas. Y mejor ni mencionar cuando se creen realmente conocedores de tecnología porque saben escribir sudo en una pantalla negra. Para casos como estos estoy a favor de la eutanasia.


Todavía tengo en la memoria los tiempos donde usar una PC era un verdadero dolor de cabeza, porque no era suficiente conocer los crípticos comandos del viejo DOS: chkdsk, choice, device, doskey, drivparm, fcbs y un largo etcétera. No, claro que no. Era necesario tener una memoria de elefante y la paciencia de un chino... no, mejor de cien chinos... no, no, mejor la paciencia de toda china junta. ¿Instalar Windows? Sí, claro, los afortunados teníamos Windows 3.11 en una práctica cajita de cartón con 11 diskettes. ¿Que qué es un diskette? Bueno, esa es la razón por la que los odios, ¡pendejos malditos!

Instalar Windows hace dieciocho años era algo así como ir a la farmacia, comprar un enema XXL y sodomisarse durante cuatro horas escuchando cualquier tema de Shakira a todo volumen... no, era peor. Instalar Windows desde la maldita cajita de diskettes era como pegarse un tiro en las bolas, pero no como hacía el inolvidable negro Olmedo, no, claro que no, era como pegarse un tiro en serio. Los diskettes eran cuadrados, feos, blandos, lentos y proclives a las fallas, muy muy proclives a las fallas... desesperadamente proclives a las fallas; los discos rígidos eran chicos, lentos y caros; las PCs no tenían muy en claro el concepto de "estándar", "normas" o "compatibilidad", o, para decirlo de otra forma más clara: no tenían la más puta idea de qué era eso de "estándar", "normas" o "compatibilidad" así que cada fabricante hacía lo que se le daba la gana. Y ahí estábamos nosotros, los usuarios de las PCs para lidiar con todo. 

Y no era fácil ser usuario en aquella época, ni los usuarios eran lo que son ahora. No había Internet ni programas "user friendly" y las interfaces recién migradas al mouse pero programadas por los mismos viejos programadores eran infumables. ¿Se creen que la abuela podía sentarse en aquella época en la PC a mandar un e-mail o a jugar en Facebook? No, nada de todo eso existía. Si querías ser usuario de una PC tenías que saber cómo mierda estaba estructurada la memoria: base, superior, extendida, expandida, etc, etc, etc; cómo hacían los programas para funcionar, el momento en que debías cargar uno u otro controlador indocumentado, incompatible y desactualizado, y, sobre todas las cosas, cómo tenías que hacer para que todo ese engendro que nunca debería haber salido del laboratorio de testeo funcionase en un entorno donde nada era estándar y cada quien había hecho lo que quería y de la forma que se le había dado la gana hacerlo.

Vamos a tomar como ejemplo los CDs. Cuando salieron los primeros lectores de CD ninguna de las viejas PC en el mercado eran compatibles con esa cosa redonda, brillante y pasmosamente lenta. Para colmo, los vendían con la mentira de la norma IDE y los putos controladores SYS y el bendito e impronunciable MSCDEX para hacerlo funcionar, pero todos sabíamos que la realidad era diferente. Existían tres fabricantes principales y ni siendo apenas tres gatos locos habían logrado juntarse para delinear los métodos y protocolos que iban a usar. No, obvio que no. Cada uno hizo lo que se le dio la gana y configurar un lector en esas máquinas de museo era imposible: no cargaba el controlador o cargaba pero no podía leer el CD, o podía leer el CD pero sólo durante unos segundos antes de que todo el sistema colapsara. ¿O se creen que al cargar un controlador en esa época aparecía un cartel de "DOS driver not certified"? No, claro que no, cargaba todo y después podía pasar cualquier cosa. ¡Si hasta los mouse traían controlador! ¡Los muy reventados no eran capaces ni de estandarizar esa mierda con bolita!

Instalar Windows hace dieciocho años era invertir horas y horas para configurar lo imposible, y no había un Google a quien preguntarle si algo salía mal... y siempre algo salía mal, era imposible que no fuera así. No había forma de preguntar nada porque nadie sabía nada. La única salida era prueba y error, mucho error, intenso y agobiante error. En realidad había algunas revistas especializadas   -si, "revistas", esa cosa que se imprimía en papel y que salía a la venta una vez al mes-   pero como las combinaciones eran infinitas, nunca tenían la información sobre el error que nos tocaba sufrir. Y entonces había que salir a buscar un tío/primo/conocido que también tenía PC y que tal vez había tenido un problema similar, pero lo más probable es que ese tío/primo/conocido en realidad hubiera tenido otro problema para nada parecido y que él te estuviera buscando a vos para preguntarte si te había pasado. Los problemas de incompatibilidad no se resolvían en cinco minutos con una búsqueda en Internet, se resolvían después de semanas o meses de investigación, o directamente no se resolvían nunca.

Hoy, dieciocho años después, mi flamante Windows 7 me dijo que el disco rígido "probablemente estuviera fallando". Como no me gusta discutir, ejecuté un programa para que diagnosticara la estructura física del disco. Windows 7 no se había equivocado, a mi disco rígido le quedaban pocos días de vida. 

Por la mañana fui a comprar un disco nuevo y no tuve que elegir entre cosas raras ni preocuparme por incompatibilidades sin sentido. ¡Ni siquiera tuve que buscar la leyenda con la descripción críptica de los jumpers antes de conectarlo! Los muy reventados nunca pudieron ponerse de acuerdo ni en cómo configurar un ganchito de mierda. He llegado a ver discos donde la configuración de principal o esclavo se hacía con una combinación de dos de esos ganchitos a falta de uno, y obviamente que la leyenda explicativa eran tan clara que ni el ingeniero que la había escrito la entendía. Ahora es diferente. Los discos vienen en capacidades obsenas y se conectan por medio de un enchufe   -si, también tardaron décadas en hacer un puto enchufe en lugar de un peine dobla contactos-,   y los jumpers (también conocidos como "ganchitos de mierda") ya no existen.

Una vez instalado el nuevo disco rígido puse el CD de Windows 7 en la lectora y encendí la PC. Los cientos de controladores SYS incompatibles y el bendito MSCDEX quedó resumido a un puñado de instrucciones que ahora lleva la BIOS en su interior, así que no tuve que hacer nada más que cerrar la tapa para que el CD iniciara el instalador de Windows... bueno, sí que tuve que hacer algo: esperar dieciocho años para que eso suceda. El resto es "clic en siguiente" durante unos minutos y al cabo de media hora tenía mi PC completamente operativa. ¡Media hora! ¡Antes en media hora no sacaba ni los 11 diskettes de la caja!

¿Y los gorditos granujientos me vienen a decir que soy un tarado porque uso Windows? ¡YO ME GANÉ EL PUTO DERECHO A USAR WINDOWS! ¡Y me gané el derecho para que Windows haga todo solito y no me pregunte una mierda! 

No quiero aprender Linux, no quiero aprender nada para usar una PC, esos tiempos se terminaron. Tuve que aprender de memoria instrucciones y estructuras que solamente deberían conocer los ingenieros que diseñaban esas mierdas. ¿Por qué ahora tengo que conocer las instrucciones de Ubuntu para instalar un programa? ¡Quiero poner el CD y que se instale solo! Gracias a mi y a todos los que en esa época teníamos la suficiente paciencia y la capacidad para usar y programar en una caja negra, incompatible, mal diseñada, improvisada, cara, rudimentaria y caprichosa es que hoy existe Linux y hay Windows que saben mejor que uno mismo lo que le conviene a nuestra PC.

Por eso el primer manifiesto se lo dedico al derecho que tiene mi generación al uso de Windows y la condena pública a cualquier otro sistema que obligue al usuario a saber de antemano cualquier cosa que no sea la ubicación de la tecla para el reset. 

Y a mis amigos Linuxeros se los digo con el mayor de los cariños: ¡Métanse la consola, el sudo y todos esos comandos crípticos y de mierda bien en el culo! A mi ya no me entran: tengo 11 diskettes atorados desde hace dieciocho años.

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